LA
IMAGEN DE CRISTO EN ROMANO GUARDINI
I.- LA
IMAGEN DE CRISTO EN LOS TRES PRIMEROS EVANGELIOS
El hijo del Hombre
Ø En los sinópticos primero vemos a quienes están
dirigidos para tener una visión de porque los evangelistas escribieron de tal o
cual manera. Así Marcos se dirige a los cristianos de la gentilidad de
Antioquia. Mateo a los judeocristianos y Lucas al ancho mundo mediterráneo.
Ø Mateo da gran
valor a los discursos del Señor. Lucas nos habla sobre todo de la infancia del
Señor y de su madre.
Ø La figura de
Cristo está totalmente dentro de la revelación. Pero vista en su existencia
histórica, en tierra, tiempo y ambiente.
Ø Los tres
primeros Evangelios nos pintan al
Señor que va de camino, que come y duerme, cura a los enfermos, bendice a los
niños, lucha con sus enemigos y cumple su destino.
Ø Son evangelion, buena nueva, predicación de
la salud que nos vino por Cristo.
Ø Narran historia
real, acontecimientos sucedidos, palabras habladas. Y lo hacen en su peculiar
estilo; es decir, de manera que aparezca sobre todo clara la corporeidad del
Señor.
Ø La figura de
Cristo en los sinópticos contiene ya
en sí todo el misterio que se desenvuelve en Juan y Pablo. La de los sinópticos está aún encerrada en el
cuerpo, muestran al Señor en la contemporaneidad, en la convivencia y compañía
de los suyos.
Ø La figura
sinóptica de Jesús encierra ya todo el misterio de la plenitud divina.
Ø Es un hombre
real. Se le ve cansarse y descansar, sufrir y alegrarse. Acaricia a los niños,
cuida de sus discípulos, resiste a sus enemigos. Por mucho empeño que se ponga
en ello, no se llega a una psicología de Jesús. Jesús vive en el cuerpo.
Ø De Jesús sólo
hay una verdadera psicología: Comprender dónde termina lo explicable.
Ø Es ciertamente
una figura, infinitamente impresionante y convincente. Su figura tiene una
inmensa fuerza formativa. Su obra se llama existencia cristiana, filiación
divina, Iglesia. Pero esta figura se construye por el logos. El verbo produce la figura de Cristo.
Ø En cada momento,
de Jesús, también sobrepasa lo puramente humano.
Ø El mismo gustaba
de llamarse: “El Hijo del hombre”.
Ø Jesús no quedó
por su constitución confinado en lo religioso, de modo que no pudiera ser otra
cosa que “religioso”. En él hay una libertad divina que quiere, una misión que
manda y una voluntad que obedece.
Ø En Jesús la
naturaleza humana está a disposición del Hijo de Dios y éste se revela en ella.
Ø En él no se da
una evolución en el sentido usual de la palabra. No hay en Jesús inseguridades
y victorias, roturas con lo pasado e íncipit
vita nova.
Ø En Jesús no hay
nada semejante, y, sin embargo, su vida es tan plena; tan nueva, tan
desbordante de toda medida.
El Redentor
Ø Él existe, vive,
manda. Él es la verdad y la salvación.
Ø Aparentemente,
la imagen de Cristo que nos ofrecen los tres primeros evangelios es muy
sencilla, pero si hablamos de un real entender, no es tan sencilla.
Ø Los sinópticos escribieron mirando desde el
fin. Sus relatos no fueron consignados en el curso de los sucesos mismos, sino
que preceden de una visión retrospectiva y estriban, consiguientemente, en la
fe en el crucificado.
Ø El reino de Dios
está detrás de Cristo.
Ø Jesús predica,
exhorta, promete, obra signos para que los hombres crean. Los hombres se
resisten. Jesús lucha por ellos, apremia, amenaza. El reino de Dios es poder de
Dios, pero se dirige a la libertad.
Ø El anuncio de la
pasión. (Cf. Lc 9, 51 y Mt 16, 21). Y resucito al tercer día.
Ø Los sinópticos nos hacen presentir lo que
esperaba bajo la “sencilla” figura de Jesús, lo que era posible y no pudo
realizarse.
II.- LA
IMAGEN DE CRISTO DEL EVANGELIO DE JUAN
Ser e Historia
Ø Nos presenta una
imagen de Jesús que se halla entre los sinópticos
y Pablo.
Ø Juan era un
pensador empeñado y capaz de penetrar los fenómenos en su esencia (de Cristo).
Ø Cristo es
realidad, hombre.
Ø Cristo es Logos,
es el camino y la verdad y la vida. Es la luz y el amor. Es el que viene de
arriba.
Ø Juan se atrevió
incluso a preguntar por la vida íntima de Jesús, que es la vida de Dios hecho
hombre.
Ø La imagen
joánica de Cristo está iluminada por un largo preguntar y prensar nacido de la
fe, el amor y la adoración.
Ø Juan evoca una y
otra vez la densidad personal, la vitalidad y corporeidad, lo histórico de
Cristo.
Ø Su evangelio
contiene discursos que ahondan más y más profundamente en el misterio de Jesús.
Ø Sus narraciones
están llenas de vida y plasticidad, se nos narra con los más vivos colores de
actualidad.
Ø Por el vuelo de
su espíritu, Juan es llamado águila. “Escudriña lo interior” y anuncia el
misterio del corazón.
Ø Juan es quien
propiamente ha predicado el evangelio del Dios-hombre.
El Logos
Ø Juan había visto
al Señor, y él lo afirma con toda pasión. Juan vio, oyó, tocó con sus manos, y
así su doctrina fue un testimonio de la realidad.
Ø La imagen
joánica de Cristo se entiende de lo presente y tangible hasta lo lejano e
inaccesible.
Ø Es significativo
la imagen que Juan coloca de Cristo, en dos direcciones: “Arriba” es Dios en su
gloria luminosa. “Abajo” es todo el que se rebela contra Dios. Lo oscuro y lo
malo no admite al que viene de arriba.
Ø Cristo viene a
traer la luz y la vida.
Ø El verdadero logos es Cristo.
Ø El Hijo es la
idea infinita de Dios, la plenitud de la esencialidad, del bien y el orden de
la vida divina.
Ø El logos es Aquel a quien yo conocí tan
profundamente y me regaló su amor. En Él, el logos se hizo hombre.
Ø En Jesús el logos se hizo carne. De ahí que sea
capaz de erigir las dos grandes realidades cristológicas: la del logos y la de la carne.
Ø El Dios-hombre
no trae la luz, sino que Brilla Él mismo.
Ø Este Cristo lo
es todo. No trae, no da: es.
Ø Juan trata de
hacérnoslo comprender partiendo principalmente de dos grandes situaciones,
opuestas entre sí con vivo contraste: Cristo que se enfrenta con sus enemigos y
la Última Cena, en el círculo íntimo de los amigos.
Ø Él viene de
arriba, de la vida del Dios bueno. Se siente estrechísimamente unido con Dios.
Ø La imagen de
Jesús en san Juan viene del más vivo recuerdo. Todavía lo ve ante sí.
Ø Juan amo a Jesús
y descansó sobre su pecho.
Ø Todo esto se
condensa en aquellas amables escenas breves que atraviesan el evangelio
joánico: pero por debajo llega a una profundidad insondable. Por arriba, a una
altura no medible.
III.- LA
IMAGEN DE CRISTO DE LAS CARTAS PAULINAS INMEDIATAS
El Señor es Espíritu
Ø Nos presenta una
imagen de Jesús que se halla entre los sinópticos
y Pablo.
Ø Pablo construye
una imagen de Cristo basado en el mensaje y la experiencia.
Ø El Señor es el
Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor allí está la libertad (2Co 3,17)
Ø Por Cristo viene
la gracia de Dios.
Ø Cristo es Aquel
por quien viene una libertad absolutamente positiva, es el aire que respira, la
fuerza que lo sostiene, el suelo sobre que anda.
Ø Jesucristo es
más potencia operante, energía creadora, luz esplendente, vida que se da y
produce.
Ø Jesús es real
Dios-hombre.
Ø Jesús es fuerza
creadora.
Cristo con Nosotros
Ø Jesús de
Nazaret, el Cristo y Logos, en que el Dios de la Antigua Alianza revela su
voluntad de ser padre de los creyentes. Se abre el reino de Dios, se funda la
Iglesia.
Ø Cristo nos trae
la libertad.
Ø Cristo,
“espíritu”, es el Jesús resucitado y glorificado en el Espíritu Santo, en
posesión de toda la plenitud de su ser divino-humano.
Ø Hecho todo
gloria y poder, todo amor, luz y santidad.
Ø Él está en todo
y todo está en Él.
Ø Ser cristiano
significa tener parte en Él. Vivir como cristiano significa que Él aliente y
obre en nuestro interior.
Ø Cristo vive en
la eternidad. Exento de todo cambio, “está sentado a la diestra del Padre”.
Ø Él está al fin,
aguardando, irrumpiendo en el tiempo, penetrado del sentimiento de la fe
expectante. Y un día volverá de nuevo para poner remate a todo acontecer,
celebrar el juicio e inaugurar la eternidad.
Ø Cristo se
agranda más allá del mundo. Por él ha sido creado todo. En él se encuentra
todo. Él abraza también al hombre. Desde Él piensa el creyente al mundo.
Ø Cristo es la ley
por el que se rige el acontecer de las cosas humanas.
Ø Cristo revela la
figura cósmica.
Ø Cristo está en
el hombre y el hombre en Él.
Ø Pablo dice: “en
el hombre que se une por la fe al Señor entra una nueva forma: Cristo mismo
resucitado en su estado espiritual.”
Ø La virtud de
Cristo opera también en la Iglesia. Él es la cabeza del cuerpo que es la
Iglesia.
Ø Él es el
principio el primogénito de entre los muertos, tiene la primacía de todas las
cosas.
Ø Cristo penetra
desde el fin de los tiempos.
Ø El mundo de
Pablo está lleno de Cristo. Él está en todas partes.
IV.- LA
IMAGEN DE CRISTO EN EL APOCALIPSIS
El Señor de las cosas
postreras
Ø Presenta la
imagen del poder de Cristo, quien aparece como el verdadero Señor, que lleva la
omnipotencia en sus manos.
Ø Cristo está
contemplado como el trasunto del poder y del sentido. Como “el que fue, el que
es y el que será”. Como el verdadero y único.
Ø Él es y aguarda.
En silencio. El silencio de Dios, Dios deja hacer.
Ø En Él se anulan
las leyes de la lógica terrena, porque en su figura penetra la eternidad. En Él
se cumple todo sentido. Él lo es todo.
El Cristo eterno
Ø Cristo no está
aquí atado a las barreras de tiempo y especio, sino que surge continuamente de
la libertad del puro movimiento del espíritu.
Ø Él es maestro de
Nazaret, pero nuevo, inasible, misterioso, el primero y el último.
Ø Este Cristo es a
par consuelo y amenaza. Es el Señor. Es la verdad pero también es el poder. Es
el sentido, la idea, pero también la realidad. El será cuando nada terreno será
ya; vencerá, juzgará, consumará.
Ø Cristo glorioso,
poderoso, dominador, el pantocrátor.
Ø Juan dice: el
verdadero poder es Cristo. Él lleva la luz de los suyos, el misterio de su
vida, a ellos mismos. Él guarda lo santo de ellos en su mano. Él dirige su
destino. Él es el Señor.
Ø Cristo es el
Señor del sentido y fin de las cosas.
Ø Cristo es el que
entra en combate contra toda impiedad, y alcanza la victoria. Su palabra es la
verdad infinita.
Ø Cristo es el
juez.
Ø El Cristo
apocalíptico toma un nuevo carácter: no solo es el omnipotente, sino el que da
a todo su sentido último. El que lo consuma todo.
Ø Todo viene de
Cristo y todo va a Él, como al corazón de la nueva creación.
Ø Vida infinita
brota de Cristo. Vida de gloria.
Ø Cristo lo
inflama todo de ardor divino. A Él se dirige el amor del universo. En Él se
consuma y se torna eterno. Él sólo puede responder a este amor y abrazarlo
enteramente.
Ø Sí, vengo
pronto.
Ø Juan dice: Amen.
Ven, Señor Jesús.
V.- CRISTO
EN ROMANO GUARDINI - COMENTARIO
Se ha analizado cuatro textos
sobre Cristo en el pensamiento de Romano Guardini, iniciamos en los sinópticos,
se ve a Jesús con una misma mirada, aunque en cada evangelio se muestra alguna
peculiaridad ya sea por la mentalidad del autor del evangelio o por a quienes
está dirigido. En general es un Cristo dentro de la revelación pero con una
existencia histórica, terrena, un Cristo que estuvo con nosotros mostrando toda
su naturaleza humana (comió, se cansó, tuvo sed, sana, bendice, etc.). Pero una
Jesús que también sobrepasa lo puramente humano, que gusta llamarse “Hijo de hombre”. El anuncio de la pasión
nos hace ver que era consciente de su misión pero también nos presenta una
resurrección gloriosa.
En el cuarto evangelio ahonda
más en el misterio de Jesús, llegando hasta lo lejano e inaccesible. Juan
coloca a Cristo en dos direcciones: Arriba y Abajo. Jesús es el logos que se hizo carne. Por ello
expresa a Cristo con lo más alto para el hombre: camino, luz, verdad y vida. La
imagen de Cristo le viene del más vivo recuerdo, todavía lo ve ante sí.
Las cartas paulinas nos traen
un Cristo que nos da libertad, hecho gloria y poder, todo amor luz y santidad.
Además de darnos las pautas para poder vivir como verdaderos cristianos, un
Cristo que está con nosotros para poder seguirlo, tener parte en Él. Una
comunión plena, íntima, ser uno con él: Cristo está en el hombre y el hombre en
Él. Pues Cristo opera plenamente en los hombres y en su Iglesia de la cual es
cabeza. Ir en contra de la Iglesia es ir en contra de Cristo, en el encuentro
de Damasco Cristo le pregunta: “¿Por qué me persigues?”. El mundo de Pablo está
lleno de Cristo, está en todas partes para poder hallarle y ser uno con Él.
El apocalipsis, libro de
carácter escatológico, la figura de Jesús penetra la eternidad. Él lo es todo,
rompe la barreras del tiempo y el espacio. Cristo es el pantocrátor. Es un juez
justo, combate contra toda impiedad y sale victorioso. En Cristo apocalíptico
cobra un nuevo sentido: el que lo consuma todo, todo llega a su cumplimiento en
Él. Concluye con palabras que nos invitan a esperarlo, la parusía: Sí,
vengo pronto. Y en Juan todos respondemos: Amen. Ven, señor Jesús.